“Gracias a él aprendí a rimar cicatriz con epidemia, a que el maquillaje nunca apagara mi risa, a darme cuenta de que una casa sin ti es una oficina, a tomar un tequila por cada duda, a que me dieran las diez y las once y las doce..., a tomar pastillas para no soñar, a levantarle la falda a la luna. Gracias por llegar a tocarme con palabras.Me olvidaba… sólo hay una cosa que me guste más que las letras de Sabina y son las letras de tu nombre, pero supongo que Joaquín sabrá perdonarme.
La princesa de la boca de fresa.”
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