Era esa clase de persona que siempre se muestra feliz, y que acarrea esa felicidad como un aura, llevándola a toda la gente que le rodea. Igual que un sol ceñido a la Tierra, sea quien sea el que entre en su órbita gravitacional, es irremediablemente atraído por su calidez. Para él, era algo natural, formaba parte de sí mismo. No resultaba tan extraño que estuviera deseando verle.
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