jueves, 30 de septiembre de 2010

Cuando conoces a alguien por primera vez te dejas llevar por impresiones superficiales, que dicen algo pero no todo, sobre una persona. Esto nos impide descubrir lo que no vemos. Hemos llegado a tal punto que nos creemos con el derecho de juzgar si una persona vale o no vale por lo que tiene, por sus gustos musicales, por su modo de vestir o por su modo de vivir. Impedimos a nuestras mentes conocer personas que podrían mostrarnos algo que nosotros nunca descubriríamos.

Me encanta ese tipo de gente que sabe disfrutar con todo tipo de individuos. Saben ver donde pocos ven. Se rodean de personajes tan dispares que sus almas se hacen cada día más grandes!

Si solo nos fijamos en las diferencias entre ellos y nosotros, no podremos darnos cuenta que existen más semejanzas que diferencias. Supongo que es así como empiezan todas las amistades. Hay que juzgar a las personas con cuidado, sobre todo a los amigos. No conocemos toda una vida solo por un momento. No hay respuestas fáciles. Nunca es un simple "sí" o "no". La vida de un hombre no es solo fachada, es más, es todo lo que hay por debajo, lo que no podemos ver.

Si hay algo que he aprendido, es que la piedad es más inteligente que el odio, que la misericordia es preferible aún a la justicia misma, que si uno va por el mundo con mirada amistosa, uno hace buenos amigos.

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