sábado, 26 de noviembre de 2011

A mi manera de verlo, cada uno de nosotros debería llegar en blanco, no con borrones de la historia ya escrita, no, sino presentarnos a la otra persona como una hoja totalmente en blanco sobre la cual comenzará a escribirse una historia de aquella experiencia entre los dos. No se trata de olvidar quienes hemos sido siempre, o qué hemos aprendido con el tiempo, no se trata de volver a ser vírgenes, inexpertos e inocentes, no se trata de olvidar lo que más nos gusta hacer o que nos hagan, y tampoco se trata de engañar a la otra persona tratando de ser alguien que no somos, se trata de reservarnos esas memorias para nosotros mismos, la otra persona no debe saber porqué te diste cuenta que te gusta más de una manera que de otra, a la otra persona no le interesará saber quién te ayudó a perfeccionar tus técnicas, ni cómo lo hizo y tampoco merece que lo culpes o juzgues a priori simplemente porque su comportamiento te recuerda a alguna mala experiencia anterior, o tal vez porque no le haya gustado algo que a tu anterior compañero(a) lo mataba de placer. No se trata tampoco de abandonar los sitios a los que nos gusta ir, las personas con las que nos gusta andar, por aventurarnos en lo incierto, en lo desconocido, se trata de ampliar un poco nuestro target, de no limitarnos tanto algunas veces. Que tus memorias te sirvan a ti, pero sin afectar a la otra persona.

En ocasiones caemos en el error de llegar pensando: es que a los hombres les gusta que uno haga esto y les molesta que uno haga esto otro. O si me acuesto con él muy rápido no me va a tomar en serio. Si digo aquello qué irá a pensar de mi!. O una típica: es que ellos no piensan igual y la que termina sufriendo es la mujer. Y en el caso de los hombres, dejen de pensar que si muestran miedo o inseguridad nos van a espantar o van a verse menos masculinos. Es que imaginarios tenemos todos, los prejuicios se nos pasan por la mente cada vez que conocemos al alguien, el punto está en no dejar que sean estos los que rijan nuestras relaciones personales en general.

Yo soy partidaria de conocer y dejarte conocer. Aquel al que le cerraste la puerta y le negaste la oportunidad de conocerte, pudo haber sido el compañero de tu vida, el mejor sexo de toda tu historia, el papá de tus hijos, o hasta tu mejor amigo. No porque la mayoría diga una cosa significa que lo tengas que aceptar como tu verdad. Conoce y déjate conocer. Y así te encontrarás con personajes que llenen tu vida de innumerables memorias.

Sofía Luna

 

martes, 22 de noviembre de 2011

Ni Marte ni Venus ni hostias.
No hay manera.
Ya puedes leerte cada letra de cada libro de Stefan Zweig. Tragarte cada segundo de cada película de Isabel Coixet y Sofia Coppola.
Puedes escucharla. Puedes doblar rodilla, ponerte en su lugar e incluso creer, de verdad, que tiene razón. Maldita sea, que todas la tienen.

No importa una mierda.
Un día cualquiera, porque sí, lo que tu ves azul en realidad es rojo. Y punto pelota.
Y darán igual las horas de cafés y la ternura y el Home Cinema pagado a plazos. En tu mente se abrirá camino, de manera inexorable y brutal, la sentencia que, inocente palurdo, habías excluido de tu vida: “Está como una puta cabra“.

¿Y la culpa?
De las hormonas, claro. O de la luna o el sol o los zapatos o de su puta madre.
Ellas sólo pasaban por allí.

De cómo el feminismo arruinó mi vida sexual.*
“Hoy voy a contarles a los hombres un pequeño secreto sobre las mujeres.
Eh, hombres, ¿me estáis escuchando? Acercaos más… un poco más. Shhh… Bajemos la voz, que las feministas no nos oigan…

Ya conocéis esas cosas que habéis estado leyendo en las revistas de chicas, que dicen que a las mujeres les gusta que las conquisten con cenas a la luz de las velas antes de que les hagas el amor con cariño (¡con cariño!), dándole antes horas de placer oral y entonces suavemente (¡oh, suavemente!) penetrarlas mientras las miras amorosamente a los ojos… ¿Asegurándote siempre de que ellas llegan al orgasmo primero?

Gilipolleces.

¿Quieres saber de qué hablamos en realidad cuando pensamos en el mejor sexo que habíamos tenido? Hablamos de las rodillas arañadas y de las marcas en la espalda mientras nos mordíamos, agonizando de pasión. Nadie mencionó siquiera aquella vez que llenaste la bañera de pétalos de rosa y bla, bla, bla. Fue aquella vez en el asiento trasero de un Corsa, con nuestras caras apretadas contra la ventana, la que nos puso a cien.

¡Ey, chicos simpáticos! ¿Queréis saber por qué todos los gilipollas se llevan a las tías buenas? Porque esperan que se lleven su indiferencia desenfadada a la cama. A pesar de lo que diga Oprah, ninguna mujer quiere sentir que su hombre es inferior a ella. ¿Y qué mejor manera de mostrar tu superioridad que cogerla del pelo y llamarla mi pequeña y sucia putita?

El hombre perfecto, por supuesto, sería cariñoso y respetuoso fuera de la cama, y se convertiría en la bestia sólo después de cerrar las puertas, pero no hay muchos hombres así. Por ahora, estamos obligados a elegir entre una relación igual al 100% o nuestros chochos. Es una elección difícil.

 

 

lunes, 21 de noviembre de 2011

La mitad de mujeres que conozco se pasan la vida llorando ante la -aparente- cruda realidad, esa que dice que pensamos con la polla y que todas nuestras acciones tienen un fin ulterior, un objetivo telúrico y cristalino cuya simplicidad asustaría a J. Forbes Nash: meterla en caliente.
La otra mitad llora porque nos hemos convertido en unas nenazas, porque usamos Biotherm y jugamos a paddle y gastamos kleenex viendo Titanic y porque, repámpanos, ya no quedan hombres “de los de antes“, aquellos que hablaban poco y pagaban la cuenta.

 

domingo, 20 de noviembre de 2011

No leereís aquí una palabra más de guerra ni colmillo retorcido, lo que sí leeréis es una carta de amor, un sincero homenaje a esa otra mujer, esa que sonríe, lucha y sueña por un mundo mejor, que muerde y brega desde su trinchera, que no es la de éstas ni la de aquellas sino -sólo- la suya. Esa que pisa con tacones y pide otra ronda, esa que llora a veces, que cae y se levanta. Niña, madre, abrigo y pregunta. Esa que -aún- cree en princesas y en domingos con desayunos en la cama, esa que se siente un poco tonta viendo -estúpidas- comedias románticas y una reina cuando otros ojos le atracan, que se emociona con una canción y también con un bolso y que notieneningúnjodidoproblemaconeso.
Esa que no es más ni menos, que tiene bastante con ser un poquito.
Con ser ella.

 

miércoles, 2 de noviembre de 2011

¿Y si el corazón no es mas que el aumentativo de la palabra coraza?

martes, 1 de noviembre de 2011

Lo nuestro se tiene que acabar. En la cama.

lunes, 31 de octubre de 2011

domingo, 30 de octubre de 2011

No me digas que he venido a esta vida para no poder hacer lo que me de la puta gana.

viernes, 28 de octubre de 2011

Tan más acá, tan zen, tan respondona, tan buscona, tan nada que perder…

jueves, 27 de octubre de 2011

Me podrán robar tus días, tus noches no.

lunes, 24 de octubre de 2011

He conocido a muchos como él en mi vida. Un buen consejo, si me lo permites, es ignorarlo cuando hace ruido, no olvidar nada y pagarle con la misma moneda en cuanto tengas ocasión. Pero ahora no, porque te lleva ventaja. A lo largo de todos estos años he tenido muchos enemigos y hay una cosa que he aprendido: nunca entres en la batalla cuando tienes todas las de perder. Sin embargo, jamás dejes que una persona que te ha insultado se salga con la suya. Espera tu momento y, cuando estés en una posición fuerte, devuelve el golpe, aunque ya no sea necesario hacerlo.

sábado, 22 de octubre de 2011

miércoles, 19 de octubre de 2011


¿Por qué las que vamos mas de guays y de princesas nos liamos precisamente con los mas borderlines y los mas brutos?

Él me dijo que tenia dudas, se preguntaba si esa chica le gustaba de verdad o solo era un capricho que, en cuanto consiguiera acostarse con ella...le dejaria de gustar.
Le dije que pensara en la prueba del supermercado.
"Si realmente te gusta esa chica, te la llevarias hasta a hacer la compra, hasta para ir el lunes a eso de las doce de la mañana a Mercadona. Solo, sencillamente. Por verla, por estar un rato con ella."


(tú pasaste esa prueba con creces)

martes, 18 de octubre de 2011


"Lo único que tenía que hacer era verme a mí misma tal y como era, quererme por lo que era, y luego simplemente compartir ese amor. Que me correspondieran o no, poco importaba, lo que contaba era permitirme sentir algo auténtico, querer de verdad sin necesidad de recibir algo a cambio"

lunes, 17 de octubre de 2011


Usted no tiene huesos de cristal, podrá soportar los golpes de la vida. Si deja pasar la oportunidad, con el tiempo su corazón se ira volviendo seco y frágil como mi esqueleto. ¿A qué espera?, ande, vaya a por él.

domingo, 16 de octubre de 2011


No le gusta ser sueño de nadie, prefiere ser tu insomnio.
Si la pierdes, estas perdido. Si la encuentras, puede que tambien.

domingo, 9 de octubre de 2011


Me levanto una mañana. Salgo de mi casa. Hay un pozo en la acera. No lo veo… y me caigo en él.
Día siguiente. Salgo de mi casa. Me olvido de que hay un pozo en la acera… y vuelvo a caer en él.
Tercer día. Salgo de mi casa tratando de acordarme de que hay un pozo en la acera. Sin embargo, no lo recuerdo… y caigo en él.
Cuarto día. Salgo de mi casa tratando de acordarme del pozo en la acera. Lo recuerdo. Y a pesar de eso, no veo el pozo… y caigo en él.
Quinto día. Salgo de mi casa. Recuerdo que tengo que tener presente el pozo en la acera. Y camino mirando el suelo. Y lo veo. Y a pesar de verlo… caigo en él.
Sexto día. Salgo de mi casa. Recuerdo el pozo en la acera. Voy buscándolo con la vista. Lo veo. Intento saltarlo… pero caigo en él.
Séptimo día. Salgo de mi casa. Veo el pozo. Tomo carrera. Salto. Rozo con las puntas de mis pies el borde del otro lado. Pero no es suficiente… y caigo en él.
Octavo día. Salgo de mi casa. Veo el pozo. Tomo carrera. Salgo. ¡Llego al otro lado! Me siento tan orgulloso de haberlo conseguido que lo festejo dando saltos de alegría. Y al hacerlo… caigo otra vez en el pozo.
Noveno día. Salgo de mi casa. Veo el pozo. Tomo carrera. Lo salto… y sigo caminando.
Décimo día. Me doy cuenta, justo hoy de que es más cómodo caminar por la acera de enfrente.

"Ese momento cuando besas a alguien y todo alrededor se vuelve confuso y la única cosa en la que te concentras es en ti y en la otra persona, te das cuenta de que esa persona es la única a la que puedes besar por el resto de tu vida y por un momento recibes este maravilloso regalo y quieres reír y al mismo tiempo llorar, porque te sientes tan afortunada de que lo hayas encontrado y a la vez tan asustada de que él pueda irse”.

sábado, 8 de octubre de 2011


Es impresionante la de clases de adicciones que existen.
Sería demasiado fácil si sólo fueran las drogas, las bebidas y el tabaco.
Yo creo que la parte más dura de mandar a la mierda un hábito es querer mandarlo a la mierda. Es decir, nos hacemos adictos por un motivo, ¿verdad?
A menudo, demasiado a menudo, las cosas empiezan de cero como una parte normal de tu vida y, de algún modo, cruzan la línea de la obsesión, compulsión. Perder el control.
Es el colocón que arrastramos. El colocón hace que todo lo demás se apague lentamente.

El caso es que la adicción no acaba bien porque tarde o temprano, lo que nos haya tenido drogados deja de hacer sentir bien y empieza a doler. Pero dicen que no mandas a la mierda el hábito hasta que caes en lo más bajo. Pero, ¿cuándo sabes que has caído? Porque no importa cuánto daño nos está haciendo algo; a veces, dejarlo marchar, nos duele más.