Eran aquellas manera tuyas de subirte el vestido cuando subías un escalón, y el carmín de labios los viernes por la noche. La obsesión por los tiovivos y las montañas rusas, por aquello de que no podías vivir sin que el corazón te diera un vuelco. Eran los sueños que dejabas escapar de tus manos y aquella manía de llenarlo todo de lágrimas. Un día eras la más feliz del mundo y al día siguiente la más desgraciada. Y el mar, y los gatos, y todo lo que te llenaba de calma cuando el día a día era pura rutina. Las películas y tus palabras, la música callejera, el contraluz de una mirada en cada despedida. "Tú afán por no olvidar lo olvidado y recordar lo que nunca ocurrió". Terrible niña llena de contradicciones que quería ir a la luna día sí y día también. Tus frases de películas que siempre tenían que ver con tirarse desde un puente y suicidar las ganas. Con tus tormentas interiores que terminaban derramando el café por toda la cocina. Pero tú, al fin y al cabo, amando y odiando a partes iguales. Tú perdida en aquella ciudad sin nombre atestada de tráfico y hombres grises. Con semáforos para que te pares, autobuses que siempre hacen el mismo recorrido y nunca llegan al mar. Con inviernos eternos y mañanas lluviosas, o veranos infinitos y domingos azules.
*ungatoenlaazotea
"Con inviernos eternos y mañanas lluviosas, o veranos infinitos y domingos azules."
ResponderEliminarme ha gustado esta frase y el texto en general!
enhorabueeennaaaaa!;)