domingo, 27 de marzo de 2011

- ¿Por qué me quieres tanto? - me preguntó

Después de unos segundos eternos pensando una respuesta, porque no sabía muy bien si me lo preguntaba rollo “no me lo merezco porque me comporto como un bastardo” o como “dórame la píldora un rato” o tal vez como “deja de quererme ya que me tienes cansado con tanta insistencia”, me decidí a responder lo único que podía responder:

- La pregunta no es así. La pregunta es por qué me quieres tú tan poco a mí -

Lo que me contestó no importa. Siempre me dice que claro que me quiere, aunque siempre cuando me da por preguntárselo. Yo querría que me lo dijera a todas horas. O al menos por las mañanas, cuando acabo de despertarme. Pero no. Creo que lo ha hecho dos o tres veces en cuestión de un año. Y la putada es que le creo. Él me quiere. A su manera, es verdad. Pero me quiere. Es egoísta él. Es raruno, muy suyo. Muy de habérselo consentido todo. A las madres y a las ex novias habría que darles premios o cuatro hostias.

 

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