lunes, 21 de febrero de 2011

“En la guerra de talentos….

HOMBRE: El talento es como una polla. Todos tenemos una. Unos más grande, otros más pequeña; pero ahí está. Es una polla que se pone dura, se llena de sangre, se le hinchan las venas, se engorda y se alarga ante las ideas excitantes. Ante unas invisibles formas insinuantes que te despiertan la impulsividad.

La diferencia en este caso no está en el tamaño, sino en lo libidinoso que seas. Puedes tenerla más pequeña pero ir todo el día cachondo. Siempre será mucho más efectivo que ser un semental y tener disfunción eréctil.

También está aquel que no cree en sí mismo, y no se da cuenta del talento que tiene hasta que se mete en las duchas del gimnasio y compara. Aunque habitualmente esto pasa en el sentido inverso.

MUJER: No soy mujer, no tengo vagina. No haré símiles. Diré lo que pienso de él.

Lo admiro y lo temo a partes iguales (siendo benévolo).

Si la psique humana es de por sí compleja; la de una mujer lo es doble; de la misma manera que también lo es la de alguien que por cuestiones de hiperactividad neuronal se dedica a alguna labor creativa. Por tanto, por un tema de progresión aritmética, la mente de una mujer creativa es cuatro veces más compleja que la de un hombre, llamémosle, normal.

Juntar un hombre normal con una mujer talentosa sería como juntar un lémur con un chimpancé. Mejor, sería como juntar un lémur con un hombre normal.

Juntar un hombre talentoso con una mujer talentosa probablemente crearía el estallido de una guerra; de fácil resolución, absoluta desigualdad y claro vencedor(a).

Aunque algunos hombres empalmados puedan creer que la mayoría de mujeres no están a su altura, hacedme caso y esconded el paquete: para una mujer con talento toda polla es insuficiente.”

Sr. Zambrana

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